Director: Shingo Tamagawa
Género: Animación, experimental.
Clasificación: TE
Duración: 3m
Sinopsis: Cortometraje independiente creado por el animador Shingo Tamagawa.
No cabe duda que la animación como una expresión del arte visual o audiovisual ha venido ganando cada vez un mayor espacio dentro de distintas plataformas.
Desde Netflix a Crunchyroll, y pasando por Disney+, las producciones animadas generan un gran interés, sobre todo en las nuevas generaciones que, como señala el historiador de animación italiano Giannalberto Bendazzi, consiguen aceptar esta clases de medios que conducen a un universo narrativo y de formas muchas veces cautivante.
Es en este espacio que podemos encontrar «Puparia», corto animado japonés creado por el animador Shingo Tamagawa, y que tiene la particularidad de que esta obra en su totalidad se encuentra desarrollada por el mismo Tamagawa, luego de un proceso de más de cinco años desde que entró en una profunda crisis personal como artista, y que desencadeno en su propia odisea audiovisual.

Sin embargo, más allá de estos elementos nombrados con anterioridad, ¿qué es lo que vuelve interesante y distintiva a «Puparia»?
Sobre la narración y la animación
Puparia desde el comienzo se distingue por ubicarnos en un universo surrealista y bastante íntimo por parte del realizador, en que vemos que la naturaleza, las crisálidas y otras especies se presentan en un ensamblaje de colores que sugiere un breve viaje onírico hacia su mente, en que el preciosismo sostenido principalmente sobre fondos coloridos cercanos al impresionismo, presentan a personajes en escenarios absolutamente fantásticos.

Desde una especie de restaurant chino, hasta un bosque y un escenario aparentemente apocalíptico que nos habla de la conexión entre lo primitivo, y una sociedad atónita de su época esperando la venida de algo, el nivel de detalle con que Tamagawa la da vida no sólo a los personajes, sino que sobretodo a los fondos, muestra el vuelco e intensidad con la que se sumergió en este proyecto.
Sobre la banda sonora
La música utilizada en el cortometraje corresponde “Mallet Quartet: 1 Fast” del connotado músico norteamericano Steve Reich, que pareciera asemejarse a aquellas producciones del cine japonés de comienzos de los noventas, como la música compuesta por Joe Hisaishi en la filmografía de Takeshi Kitano, en que breves variaciones se presentan través de los minutos, y que pareciera expresar un cierto equilibrio en la emotividad que gradualmente va avanzando.
3 minutos; 3 años. ¿Cómo fue el proceso creativo de Puparia?
Aparte del corto “Puparia”, por medio del canal de youtube Archipel, podemos acceder a un breve documental titulado “Three Minutes; Three Years: Making Puparia”, en que el realizador nos relata el enorme proceso creativo que significó para él, poder realizar este proyecto.

Desde su admiración por el trabajo de Hayazo Yamazaki y Hideaki Anno al momento de entrar la Escuela de Arte, y pasando por crisis motivacional en un mundo que pareciera hacer de la animación una mercancía de consumo, y no una forma elevada de trabajo artístico, Tamagawa nos habla desde su lado más personal lo difícil que es batallar contra el hastío de algo que parece no convencer, luego de cinco años de conflicto.

Pero también nos da cuenta de cómo este proceso también le sirvió para poder expresar sus sentimientos a través de los personajes, y cómo se pueden realizar historia mostradas desde un ángulo diferente a lo que estamos acostumbrados a experienciar; también dejando un crítica a lo idiotizante que resulta muchas veces la industria de la animación, en que uno se termina hartando de un trabajo que responde a intereses que parcieran ajenos a lo cualitativo del arte, y dejando de lado la posibilidad de poder disfrutar el trabajo realmente, cuestión que intenta mostrar desde su experiencia trabajando en “Sunrise”.

Es por eso que hoy, al ver el proceso industrial de la animación japonesa a nivel de masas, extendiéndose de una manera cada vez más vertiginosa en distintos medios y plataformas, atravesados por procesos alienantes como la división del trabajo y trabajos modulares en departamentos que, muchas veces, despersonalizan el rol artesanal del trabajador de la animación, trabajos como “Puparia” deben hacernos reflexionar. Hay que darse cuenta que, detrás de las grandes y espectaculares animaciones que vemos muchas veces, hay un trabajador, un artista que debe permanentemente sobreponerse a una condición enajenante de explotación y frustración que lejos de naturalizarse, merece una respuesta estructural y de fondo a la relación contradictoria entre arte y el modo de producción capitalista.
Por Edson Elgueta.