Reparto: Selena Gomez, James Franco, Vanessa Hudgens, Ashley Benson, Rachel Korine
Dirección: Harmony Korine
Género: Drama
Año: 2012
Clasificación: +18
Duración: 1h 34m
Sinopsis: Cuatro universitarias roban un restaurante para financiar sus vacaciones de primavera. Mientras festejan, beben y consumen drogas, las arrestan sólo para ser rescatadas por un traficante de armas y drogas (IMDb)
La sexta película dirigida por Harmony Korine («Gummo«, «Kids«) narra la historia de cuatro universitarias que, cansadas de su desmotivante rutina estudios, planean ir de vacaciones a Florida para el descanso de primavera. Al encontrarse con bajo presupuesto, tres de ellas (Ashley Benson, Vanessa Hudgens y Rachel Korine) deciden robar un restaurante local, y una vez que empiezan las vacaciones junto a su amiga cristiana (Selena Gomez), consumen drogas y alcohol como si estuviesen probando los límites de sus cuerpos. Las cosas se complican cuando son detenidas en una redada y, Alien (James Franco), un pandillero local, les paga la fianza.
“Spring Breakers” empieza así: jóvenes en la playa festejando, universitarias en bikinis con el torso descubierto, un grupo tomando helado de manera coordinada, muchos vasos de plástico y juegos con hombres sujetando bebidas a la altura de su pelvis y dejándolas caer en la boca de mujeres semidesnudas; todo esto con Skrillex de fondo. Rápidamente la película deja establecidas las expresiones de exceso, explotación y hedonismo que transcurren a lo largo de su hora y media de duración. La secuencia termina con el sonido de una pistola. Existe un gran interés en estimular a las audiencias con el aparataje visual, lamentablemente, es el único elemento bien ejecutado.
Las protagonistas del filme son tratadas de una manera muy superficial, y lo que más llegamos a conocer de ellas, es a través de las llamadas telefónicas que hacen a sus casas, en las cuales expresan su enamoramiento con el lugar y el desencanto con la vida que dejaron en el campus. La película espera que el descontento que expresan en sus superfluas reflexiones sea un fundamento suficiente para el comportamiento violento de las universitarias, aunque nunca ocurre. El director parece más interesado en tener grandes secuencias de violencia que en construir una historia con un desarrollo satisfactorio para la audiencia.
Asimismo, “Spring Breakers” tiene grandes problemas con las temáticas que toca. En muchas ocasiones, la cámara recorre de manera invasiva el cuerpo de las mujeres de la película, aunque la cinta logra evitar acusaciones de sexismo gracias al empleo de ángulos objetivizantes y las personalidades autónomas de las protagonistas, combinación que difumina los límites entre empoderamiento y explotación.
Sin embargo, la narrativa racista es más difícil de esquivar. Los antagonistas principales, que componen una banda delictual contraria a la de Alien, son personas negras; las personas que formaron a Alien en su camino de criminal eran negras, y quienes dispararon en contra de él y las universitarias, también eran personas negras. En resumen, Korine envía un mensaje completamente racista y lleno de prejuicios que refuerzan estereotipos ignorantes, perjudicando aún más a la cinta.

El largometraje puede ser una travesía altamente problemática que no está muy interesada en la coherencia, pero el valor estético es impecable. La cinematografía a cargo de Benoît Debie («Enter the Void«) es preciosa, con luces de neón que iluminan los excesos de las universitarias. Esta iluminación, sumada a la fosforescencia de los trajes, convierte al film en una experiencia completamente estimulante, el descontrol es palpable gracias al trabajo de Debie. Cuando las tomas no están ocupadas centrando el cuerpo de las diversas mujeres que salen en pantalla, genera un ambiente completamente dinámico que distrae de las faltas del guión. Incluso, la secuencia que ocupa «Everytime» de Britney Spears para ambientar diversos atracos es particularmente asombrosa de presenciar, y lo más rescatable de la película.
“Spring Breakers” es un relato sensorial que deja poco espacio para que, tanto los personajes como la historia, respiren y se desarrollen, viéndose sofocado por un puñado de escenas repletas de luces de neón y diferentes formas de exceso. Una vez que el estimulante espectáculo de Korine decanta y las luces de neón se traslucen a la luz del día, poco queda del filme aparte de vagas reflexiones sobre el escapismo y sus consecuencias.