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Review “Centinela”: Promesas No Cumplidas

Reparto: Olga Kurylenko, Marilyn Lima, Michel Nabokoff, Martin Swabey, Carole Weyers, Andrey Gorlenko, Antonia Malinova, Gabriel Almaer, Blaise Afonso, Guillaume Duhesme, Michel Biel

Dirección: Julien Leclercq

Género: Acción, Drama, Thriller

Clasificación: +16

Duración: 1h 20min

Sinopsis: : «Trasladada a casa, después de una misión de combate traumatizante, una soldado francesa altamente entrenada, utiliza sus habilidades letales para perseguir al hombre que hirió a su hermana.» (IMDB)

Esta cinta, co-escrita por Matthieu Serveau junto al director Julien Leclercq, narra la historia de Klara (Olga Kurylenko) una soldado de elite del ejército francés, capaz de hablar 5 idiomas, graduada como la mejor de su clase y que sirve de intérprete en Syria siendo parte de la operación Chammal. Luego de que su última misión la dejara profundamente afectada, es transferida a su natal Niza (donde viven su madre y su hermana) para que haga patrullaje urbano en la operación antiterrorista: Centinela. La nueva tarea, sin embargo, significa un retroceso decepcionante para la protagonista, ya que por las calificaciones y habilidades con las que cuenta, luego de años de preparación, albergaba mayores expectativas para el futuro de su carrera militar.

A medida que Klara recorre las apacibles calles de Niza inspeccionando la ciudad junto a sus compañeros de operación, la película expone como se va manifestando el trastorno de estrés post traumático de su personaje y, poco a poco, nos vamos enterando del acentuado daño psicológico que sufre; los cambios en su comportamiento y las reacciones irracionales que demuestra ilustran muy bien este punto. A pesar de esto, ni el ejército como institución, ni sus superiores parecen darse cuenta de su inestabilidad, incluso el médico de su regimiento le suspende los fuertes fármacos que consumía hasta ese momento, en vez de recetarle un mejor tratamiento.

Mientras la soldado intenta reconstruir su vida reconectándose con su amorosa madre y compartiendo con Tania (Marilyn Lima), su entusiasta hermana menor, toda posibilidad de sanar termina desmoronándose cuando, luego de una noche de fiesta, se entera que su familiar ha sido gravemente atacada por un desconocido. Después de hacer averiguaciones por su cuenta, Klara identifica al hombre que se llevó a su hermana y le entrega esta información a la policía, quienes le comentan lo difícil que significa para ellos intentar arrestarlo, ya que el sujeto posee inmunidad diplomática. Es en este momento que, llena de frustración y rabia, la inestable protagonista decide hacer justicia por su propia mano, sin pensar en las consecuencias que esto podría tener para su carrera, su familia o su propia seguridad.

Dentro de los puntos débiles de esta película, se encuentra la manera en que está estructurada.
La secuencia que da comienzo a «Centinela» arranca con fuerza y nos atrapa desde el primer momento creando tensión, exponiendo las habilidades de su personaje principal y narrando una historia que promete mantener nuestro interés; el excelente trabajo de dirección y fotografía, en esta instancia, dan a la apertura un tono estilizado y cautivante que se mantiene incluso hasta la siguientes escenas, donde mediante una exposición animada de fotos en blanco y negro, de soldados reales, nos enteramos que la operación a la que hace referencia la cinta, existe como parte del ejército francés desde 2015.

Sin embargo, momentos después nos damos cuenta que esta producción no trata de eso; la primera mitad del relato, se centra en intentar profundizar en el trauma que sufre la protagonista a través de escenas estáticas y pausadas, lo que significa un giro de ritmo, en comparación a la propuesta inicial; en esta etapa, también se busca mostrar la cercanía de la relación entre Klara y su familia. Todo esto logra interesar, pero lamentablemente esas aristas tampoco logran ser desarrolladas por completo, ya que luego de la primera media hora, el enfoque vuelve a cambiar y nos deja con la sensación de que la obra está dividida y que sus historias solo se construyen de manera superficial. Más aún, los hechos que ilustran la segunda parte de la trama son tratados de un modo extremadamente directo y abrupto, sin mucho contexto o detalle, negando el espacio para que exista mayor dimensión en el resto de los personajes o que la audiencia pueda desarrollar algún tipo de análisis. Luego de haber invertido la mitad de la cinta en tratar de empatizar con la soldado, de pronto, al director, no le interesa ahondar en nada más.

La ejecución deja muchas preguntas y se encarga de quitarle fuerza al relato cada vez. Un ejemplo de esto, es la forma en cómo se desarrollan ciertos eventos y la manera en que el personaje principal logra algunos de sus objetivos sin una lógica coherente, sino que por simple conveniencia para la trama. Otro punto que genera incredulidad, es el hecho de que el ejército mantenga a Klara trabajando, armada, cerca de civiles inocentes, cuando la institución está al tanto de que la soldado acaba de llegar de una misión estresante, sumándose a esto, el evidente problema de automedicación y trauma psicológico que experimenta.

También resulta decepcionante que, excepto por la secuencia inicial, la mayoría de los momentos de acción terminen siendo blandos y poco emocionantes, con coreografías un tanto mediocres y que a veces no tienen sentido, considerando el supuesto entrenamiento de excelencia con el que cuenta la protagonista. Por último, tampoco es posible tomar en serio a quienes figuran como adversarios ya que sus roles están basados en una serie de clichés, desde los diálogos del antagonista central, hasta el actuar de sus subordinados. Estos lugares comunes no serían tan graves si los personajes o los puntos de la trama estuvieran mejor elaborados, pero el principal problema es ese, nada está completamente desarrollado y todo queda en el camino. Es como si el director se conformase con hacer poco para atrapar al espectador, aplicando esto en cada aspecto de la historia, tanto así que la ultima media hora en vez de ser el comienzo de un desenlace aceptable, concentra todas las fallas de la película.

Lo que sostiene a «Centinela» son algunas de sus actuaciones, en particular la interpretación de Olga Kurylenko como Klara, quien utiliza todos sus recursos para darle cierta profundidad al personaje y hacernos empatizar con sus conflictos, además, a pesar de que el material con el que tiene que trabajar no es idóneo, la actriz se esmera en aprovechar cada momento que tiene disponible en pantalla para transmitir las emociones y dificultades que enfrenta. Un ejemplo de esto son los instantes en que la vemos sufriendo las consecuencias de su trauma, o las escenas de introspección en las que logra conmover y situarnos en su marco psicológico.

Dentro del elenco, también sobresale el trabajo de Antonia Malinova como María, la madre de la protagonista, quien a pesar de contar con pocos minutos para exponer su desempeño, saca partido a cada segundo que tiene a su servicio para cumplir con entregar calidez, ternura y la contención del amor incondicional de una madre, elementos que resultan imprescindibles para sostener la vulnerabilidad de su hija durante el relato.

Otro punto fuerte de «Centinela» es la cinematografía a cargo de Brecht Goyvaerts quien, mediante el uso de la luz, los colores, la composición y algunos recursos como la cámara lenta, logra momentos íntimos y reconfortantes entre el núcleo familiar de Klara, como también secuencias estilizadas de cierta tensión o que, en otros instantes, evocan reflexión. Resulta llamativa la forma en que Goyvaerts decide emplear ciertos matices específicos para acompañar cada emoción, por ejemplo en el caso de los episodios entrañables que involucran a la familia, compuesta por tres mujeres que expresan mucho cariño entre sí, predominan las luces y tintes cálidos expuestos de forma tenue, con pequeños acentos de pigmentos fríos en tonos pastel, lo que le da una atmósfera hogareña y femenina a los ambientes, aportando una consecuencia estética a lo que ya sucede con los personajes en la pantalla.

Esta congruencia se mantiene en algunos de los momentos de acción, donde el director de fotografía opta por usar intensos rojos, azules y fuertes amarillos anaranjados, que no figuran en el resto de la película y de esa manera, enfatiza su intención de ilustrar el ánimo alterado que expresan los participantes durante esas secuencias. Por otro lado, cuando la idea es mostrar tensión o desasosiego, las escenas se vuelven más oscuras, al mismo tiempo que predominan sucios tonos opacos de verde, azul claro, gris y una estéril luz blanca que ayudan a construir una atmósfera fría, sombría y amenazante.

Si bien el ritmo pausado de la primera media hora tiene cierto sentido, para dar a entender la intención que tiene el director de adentrarse en lo que vive la protagonista, a lo largo de la historia esto se torna innecesariamente extenso, ya que por los vacíos en la ejecución, llega un momento en que el espectador puede predecir fácilmente lo que va a pasar.

Hay un intento de generar suspenso, hacia el término de la película, cuando Leclercq decide volver a dividir la narración antes del desenlace, pero en vez de lograr esa anticipación, genera frustración en la audiencia, ya que obliga al personaje principal a tomar decisiones que parecen inconsecuentes con su objetivo de venganza y porque prolonga aún más lo que ya nos imaginamos que va a suceder, para después exponer los eventos finales de forma poco creíble. Es por esto que el cierre de esta producción, resulta anticlimático e incluso nos deja con interrogantes acerca de las posibles consecuencias que las acciones de Klara pudieron tener para su familia y su propio futuro.

Es lamentable que la calidad de los recursos artísticos y técnicos no sean suficientes para conseguir el resultado que prometía el marketing de la cinta y que, de esta forma, queden diluidos en las fallas del libreto. Sin duda, con un mejor trabajo de desarrollo, la idea original podría haber sido más, pero la manera en que fue implementada hace fracasar todas sus intenciones de ser una contribución para los géneros que intenta representar.

La propuesta inicial de «Centinela» nos promete una aventura estilizada, moderna, llena de acción, misterio y venganza, donde encontraremos a una heroína fuerte y astuta que es capaz de inspirar. Sin embargo, casi nada de esto llega a ocurrir. Las fisuras en el guion, poco a poco van creando agujeros tan grandes que el relato va perdiendo fuerza y credibilidad a medida que avanza. Su corta duración no logra cubrir de manera exitosa todo lo que intenta exponer, dejando en evidencia que la realización no está a la altura de la premisa y dando como resultado una historia que no es capaz de aportar algo realmente nuevo a los géneros de venganza, acción o thriller. Si bien la protagonista logra entregar una interpretación convincente, el material no es lo suficientemente sólido para que el personaje, o su aventura, resulten consistentes o verdaderamente emocionantes.

5/10

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