Reparto: Hiroshi Kamiya, Kenji Nojima, Atsushi Kousaka, Hideo Ishikawa, Junya Hirano, Kenta Sasa, Yurino.
Dirección: Shōko Nakamura
Género: Drama, Romance
Año: 2016
Clasificación: +13
Duración: 1h
Sinopsis: «Hikaru Kusakabe y Rihito Sajo son compañeros de instituto con nada en común. Kusakabe es un joven de carácter inquieto y despreocupado. En cambio, Sajo es un estudiante modelo y sombrío que no parece encajar del todo en el instituto. Un día, Kusakabe se da cuenta de que Sajo no canta en los ensayos del coro debido a su falta de oído musical, por lo que se ofrece a sí mismo para darle lecciones de música. Entre refrescos compartidos bajo el sol de verano, nace entre ellos un amor de adolescencia que crecerá con el devenir de las estaciones». (Wikipedia)
Conocer a quien podría ser el amor de tu vida en tus últimos años de escuela es complicado, el futuro es poco claro. Imaginar que no veras a esa persona a diario, que irán a diferentes universidades o trabajaran en diferentes cosas da miedo. Aún eres muy joven para pensar en una verdadera vida juntos, no eres suficientemente maduro para entender que no importa que no se vean a diario, el sentimiento seguirá ahí o el mundo se derrumbará frente a tus ojos. Todo esto mientras te das cuenta de que tú y tu pareja ya no son los niños enamorados de la escuela y solo tienen dos opciones: ser una pareja adulta o no ser nada. De todas estas incógnitas habla “Doukyuusei”.
La traducción de esta palabra significa «compañeros de clases” y eso es lo que son Kusakabe y Sajo. El primero es un chico amistoso y ruidoso, que vive la vida despreocupadamente entre las notas musicales de su guitarra, mientras que el otro es un joven genio que tiene dificultades para expresarse. Ambos viven sus vidas estudiantiles sin cruzarse con el otro, pero un evento de la escuela hace que el destino de estos dos chicos se una, comenzando el momento más critico en la vida de un joven: el primer amor. La forma en que la película va explicando el crecimiento de la pareja, dividida en estaciones del año, es una metáfora que acompaña la maduración de ambos personajes. Kusakabe va aprendiendo a interpretar a Sajo y él va perdiendo la timidez con su pareja, dándose cuenta de que lo ama sinceramente.
Se agradece mucho la elección de seiyuus -actores de voz- de la película. Hiroshi Kamiya es conocido por prestarle su voz a personajes energéticos y, en esta ocasión, su tono animoso y desinteresado le queda perfecto a Kusanabe, como si hubiera sido el papel ideal para este actor de voz. Por otro lado, Kenji Kojima, el seiyuu de Sajo, tiene una voz suave y calmada que representa perfectamente al personaje, además, contrasta a la perfección con la de Kamiya. Ambas voces armonizan a pesar de tener diferentes energías y es grato lo bien que se siente escucharlas, como si incluso físicamente los personajes hubieran sido diseñados para ser escuchados así.
La animación puede verse descuidada por el tipo de dibujo utilizado en la película, aun así, los movimientos de los personajes y su simpleza destacan, dando una sensación de realidad. Un ejemplo es cuando Kusanabe corre y lleva puesto su uniforme escolar, mientras carga su mochila con los tirantes sueltos, así que, al correr, los tirantes se caen por sus brazos. Este detalle es muy menor y, al mismo tiempo, muy significativo, porque habla físicamente del personaje y ayuda al espectador a entender su complejidad interior. También hay que destacar los fondos y los ambientes donde ocurre la acción, normalmente podemos ver a los protagonistas en una sala de clases vieja y descuidada, eso se debe a que es una escuela de varones y estos detalles se asocian mucho a los hombres, a pesar de que solo es un estereotipo. Los espacios exteriores son cotidianos, mostrando plazas, callejones y estaciones de trenes, locaciones comunes que pueden verse en series de anime, sin embargo, en “Doukyuusei” destacan por su manera de estar dibujadas, la que se asimila mucho a la acuarela, con sus manchas de color y la textura del papel.
La combinación entre una técnica de dibujo simple, usada específicamente para los personajes, con los diseños trabajados en acuarela, muy utilizados en los escenarios de fondo, añade un contraste que podría funcionar como una metáfora sobre las personalidades de ambos o también como un guiño al manga, ya que la animación está diseñada para verse similar a este. Podemos ver cortes en la pantalla que dividen la acción, fondos blancos solamente con los personajes principales e incluso planos que son vistos desde afuera de la acción y de la locación, algo muy común en los mangas.
A pesar de lo corta que puede sentirse la cinta, el ritmo lento con el que esta construida le da un tono muy potente a los momentos emocionales pues, si bien no presentan grandes dilemas, cargan con lo suficiente para gatillar en el espectador un recuerdo de haber vivido algo similar, como los primeros celos, la primera decepción, la incertidumbre de cuando la relación se volverá oficial o el simple dolor abismal, que pareciera que te va a quemar vivo. Cuando todo termina, “Doukyuusei” es capaz de representar eso y se vuelve imposible ver la película sin sentirse emocionados de alguna forma.
Un extrovertido que adopta a un introvertido puede ser una forma simple de resumir esta película, porque así son los personajes; sin embargo, estos solo son una excusa para hablar de la madurez se alcanzaa en los últimos años de escuela, mientras se van dejando de lado inseguridades y desconfianzas para darle pase a un momento de la vida que es pleno, hermoso y lleno de paz.
«Doukyuusei» podría ser la típica historia de dos chicos conociéndose, pero, en vez de centrarse en lo que dirán, se enfoca en la forma en que ambos entran en el mundo de los adultos. Al mismo tiempo se dan cuenta de que, por muy importante que sea, la escuela solo es una etapa y lo que viene después es tan incierto como aterrador, sobre todo cuando la persona a la que amas puede tener planes que no te incluyen.