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Review «King’s Man: El Origen»: Reinventando la rueda

Reparto: Ralph Fiennes, Harris Dickinson, Dijmon Hounsou, Gemma Arteton, Rhys Ifans, Charles Dance, Tom Hollander, Matthew Goode, Daniel Brühl, Aaron Taylor-Johnson, Stanley Tucci, David Kross, Alison Steadman

Dirección: Matthew Vaughn

Género: Acción

Clasificación: +14

Duración: 2h 11m

Sinopsis: “Cuando un grupo formado por los tiranos y las mentes criminales más malvadas de la historia se une para desencadenar una guerra que matará a millones de personas, un hombre tendrá que luchar a contrarreloj para detenerlos. Tercera entrega de la saga «Kingsman», ambientada muchos años antes de las anteriores y explicando el origen de la agencia”. (Filmaffinity)

Shola (Djimon Hounsou) y Orlando Oxford (Ralph Fiennes) buscan salvar al mundo. Foto: 20th Century Studios

Tras dos años de espera llega, por fin, la nueva entrega de la irreverente saga de comedia-acción de espías, «Kingsman». Una precuela que busca contar el origen de la agencia británica independiente de inteligencia, donde Matthew Vaughn retoma su rol de director tras las dos películas previas, juntando un reparto coral lleno de estrellas como Ralph Fiennes, Gemma Arterton, Rhys Ifans, Daniel Brühl, Matthew Goode, Tom Hollander, Djimon Hounsou y varios mas. Esta se centra en los eventos ocurridos durante la Primera Guerra Mundial. «King’s Man: El Origen» tiene la misión de cumplir con las expectativas de una película que ha sido retrasada dos años y de mantener vivo el interés por una saga incipiente que buscan posicionar como una gran marca. ¿Lo logrará?

Sin lugar a dudas, algo que destaca de las primeras «Kingsman» es su rápido y vertiginoso ritmo, pero, cuando la última entrega va avanzando, no pasa mucho rato para entender que la intención de la película no es la misma que antes. Atrás queda la velocidad que era interrumpida por intriga y conspiraciones. Aquí, el flujo de la película resulta al revés, y el misterio es más protagonista que la acción, dado que es difícil decir que «King’s Man: El Origen» es una película de espías, sino que es, de hecho, una película bélica y hasta política, aunque con una estructura muy similar a las otras de la saga en sus temas como la relación padre-hijo, la lucha contra la burocracia y, obviamente, el desbaratar a los poderes detrás de las sombras.

La misteriosa figura de El Pastor dará las órdenes detrás de las sombras. Foto: 20th Century Studios

Vaughn podría haberse ido a la segura, con una película que siguiera la misma receta de las previas entregas, respecto a la personalidad de sus personajes y los tiempos en que las cosas ocurren, porque realmente no hay que ser un crítico de la saga para aceptar que, en el fondo, ambas películas son muy similares en cuanto a sus historias, personajes y antagonistas; pero el director decidió que era hora de buscar un rumbo distinto, ampliando el abanico de temáticas y géneros de la saga, sin dejar de lado el humor y la acción, careciendo de ese encanto, pero rompiendo el esquema de expectativas, ya que no estamos viendo ‘otra’ «Kingsman», sino que algo novedoso e inesperado. Lamentablemente, no basta solo con esto y recién casi terminando la película es que empezamos a sentir que estamos viendo lo que queríamos ver al sentarnos en el cine. «King’s Man: El Origen» es una combinación extraña entre salirse de lo establecido y mantener la fórmula, fallando en ambos lados y, aun así, teniendo un resultado aceptable, al hacernos creer que estamos viendo una película, pero realmente estamos ante algo totalmente distinto.

Entre las cosas que hacen que la cinta valga la pena destacan tres cosas: su fotografía, montaje y reparto. Ambientada en la época de la Primera Guerra Mundial, recrea de manera exquisita los paisajes de la época, además de darle vida a las trincheras de la guerra con su desolación, violencia y brutalidad, superando los límites de lo que habíamos visto en la saga hasta ahora, siendo mucho más cruda y menos cómica que sus predecesoras. A pesar de algunos notorios pero irrelevantes problemas con los efectos especiales, la película es sublime en sus colores y posicionamiento de la cámara, que se mueve de forma inteligente para mantenernos con la acción en el centro, y ocultando lo que no tenemos que ver todavía. En ese mismo aspecto, su montaje, como finalmente es presentada la película, hace que, incluso en los momentos en que ya se comienza a sentir pesadamente la duración, nos mantengamos interesados y expectantes, aunque quizás no siempre llegue ese momento de quiebre donde el ritmo sea más veloz.

Rasputín (Rhys Ifans) se roba la película completamente. Foto: 20th Century Studios

Por su parte, el elenco y los personajes son lo más rico de la historia. Ralph Fiennes, sin destacar excesivamente, entrega una actuación sólida, demostrando una gran química con los otros actores en pantalla, especialmente con Gemma Arterton y Djimon Hounsou, creando personajes llamativos, interesantes, que dan luces de sus personalidades y deseos, sin ser solo instrumentos para mover la historia. Sin embargo, es Rhys Ifans quien se roba la película con Rasputín. Fácilmente, el mejor villano de la saga, y tiene, también, las mejores escenas de acción de las tres películas, pero recae en un problema lamentable que comparten todos los villanos: la caricaturización. Los acentos forzados, sus actitudes y motivaciones, terminan siendo ridículas y te sacan de la inmersión que intenta generar una película que cuenta una reversión de los eventos de la Primera Guerra Mundial, encajando momentos absurdos entre la historia real, haciendo difícil de tomar en serio, especialmente porque le quita toda la tensión al ser obvios los desenlaces de cada trama solo sabiendo un poco de historia mundial.

Vaughn quiso reinventar una rueda que no era necesario reinventar, aunque se agradece la intención. «King’s Man: El Origen» se despega del formato establecido, logrando dejar atrás el machismo camuflado de humor y aportando algo más de elegancia a la historia. Si bien podrá ser un salto distante de lo esperado, alejándose de la esencia de la saga y careciendo un poco del carisma de las películas previas, es una entrega que no pierde el encanto general de la franquicia. Así, a pesar de su innecesariamente larga duración, desconectada historia y obsesión por abarcar mucho más de lo necesario, es una película que entiende lo suficiente y aporta varios momentos llenos de acción.

No están los tiempos para ser exigentes, y a veces es bueno distraerse un poco sin esperar tanto, para así poder mantener con vida una saga que fácilmente podría caer en el olvido, a pesar de su atractivo y posibilidades.

6/10

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