Reparto: Rosalie Chiang, Sandra Oh, Maitreyi Ramakrishnan, Wai Ching Ho, Jordan Fisher, Josh Levi, Finneas O’Connell, James Hong, Lori Tan Chinn, Sasha Roiz
Director: Domee Shi
Género: Fantástico, Comedia, Animación
Clasificación: TE
Duración: 1h 40m
Sinopsis: “Mei Lee, una niña de 13 años un poco rara pero segura de sí misma, se debate entre ser la hija obediente que su madre quiere que sea y el caos propio de la adolescencia. Ming, su protectora y ligeramente exigente madre, no se separa nunca de ella lo que es una situación poco deseable para una adolescente. Y por si los cambios en su vida y en su cuerpo no fueran suficientes, cada vez que se emociona demasiado (lo que le ocurre prácticamente todo el tiempo), se convierte en un panda rojo gigante”. (Filmaffinity)

Han pasado casi 30 años desde la primera película de Pixar («Toy Story», 1995). Desde ahí, año a año, no han dejado de sorprendernos con cada estreno. Es que la productora se ha encargado de crear cortos y largometrajes que destacan por dos características: un mensaje profundo y potente, además de una animación sublime, transformándose en los grandes referentes del cine animado durante las últimas décadas. En ese contexto, «Red», el último estreno Pixar, carga con todo ese legado, y no es extraño preguntarse: ¿estará a la altura de sus predecesoras?
Rápidamente, el filme nos presenta a la protagonista, Mei Lee, una niña china-canadiense que vive en Canadá junto a sus padres, y que en la escuela tiene un grupo de 3 amigas fieles. Queda claro en los primeros minutos que no hay tiempo que perder, porque, con un ritmo frenético y sin pausas, la película ya nos hizo parte del relato y nos vemos involucrados en la vida de Mai Lee. De alguna forma, esa premura en la forma de contar la historia se debe a que la película está narrada desde los ojos de una pre-púber de 13 años, y, por ende, hay una energía adolescente desbordante, que nos hará estar corriendo constantemente a medida que las acciones sucedan. En ningún momento hay espacio para que uno se aburra, porque la situación no te lo permite.

Un detalle que cumple con el perfil de las películas Pixar, es que el contexto donde sucede la historia es un lugar nuevo y no explorado hasta ahora por la compañía. Si vemos hacia atrás en la filmografía Pixar, siempre han buscado situar sus historias en espacios diversos y novedosos, para darle una identidad propia a cada producción. En «Red» esto se cumple, pero no está totalmente logrado, siendo uno de los puntos débiles de la cinta. La historia sucede en Canadá, aunque la familia tiene ascendencia china y por eso cuidan un templo de Toronto. Respecto a la cultura china, hay un cierto desarrollo respecto a los valores familiares, los rituales, las divinidades y la cosmovisión, pero en lo que respecta a Canadá, la verdad no hay nada particular que nos haga sentir realmente que la historia tiene domicilio en Toronto, perfectamente podría estar sucediendo en cualquier otro lugar del mundo. En ese sentido, no es como «Luca» y su espíritu italiano o «Coco» y el sincretismo mexicano, hace falta ese carácter propio que le de una mayor identidad al relato. Podría haberse profundizado mucho más respecto al mundo chino y canadiense, para darle más consistencia valórica y cultural, sin perder lo entretenido de la película.
Ahora, la característica más poderosa está en el carisma de sus personajes y en los conflictos que surgen por sus personalidades. Aquí, «Red» gana un punto. El conjunto de personajes es poderoso, siendo el motor de la historia y el que sostiene el relato. En primer lugar tenemos a Mei Lee, la protagonista, que en algunos momentos puede generar un poco de rechazo hacia su personalidad, pues es una niña que está iniciando ese período confuso que es la adolescencia y, por lo tanto, permanentemente se muestra ese conflicto interno que vive y externaliza en forma de vergüenza o rabia. Una personificación real y verosímil de la pubertad, que se complementa con un grupo de amigas diversas que serán el apoyo emocional de Mei Lee, recalcando la importancia de las amistades en este período del desarrollo humano, donde la lealtad y los códigos de hermandad cobran un nuevo sentido.

La rivalidad más fuerte se da entre la protagonista y su madre, quien controla cada aspecto de su vida y busca facilitarle el camino a su hija, sin saber que la está perjudicando y está afectando su desarrollo. Esto no es algo nuevo en el cine, de hecho, es algo que Pixar ya había explorado con «Valiente» (2012) y que Disney ha transformado en un tópico que se puede ver en «Encanto» (2021), «Moana» (2016) o «Raya y el último dragón» (2021): la hija se enfrenta a la familia, las tradiciones y las imposiciones que no le permiten ser ni crecer. De este modo, todo el carácter fantástico y místico que aparece en «Red» está al servicio de explicar esa tensión madre-hija, que va desde el rechazo mutuo y el choque de perspectivas, hacia la redención de cada una de las partes y la aceptación del otro en sus diferencias.
Siguiendo esa línea, es innegable que el ingrediente principal, y el más llamativo, de esta nueva entrega de Pixar está en la metáfora que esconde el panda rojo y esta idea de que la niña, de un momento a otro, pueda transformarse en ese animal. Aquí la compañía detrás de «Red» se anota el segundo punto, porque con un sutil sentido artístico, es capaz de transformar un tema complejo de abordar en el cine y en las familias, en algo dinámico, entretenido y fácil de entender. El panda rojo como metáfora de la menstruación, nos abre a la conversación necesaria sobre la pubertad, normalizando estos cambios que se viven en la adolescencia y superando la vergüenza con la que, tradicionalmente, se han tratado estos temas. Sin duda, un acierto artístico digno de reconocimiento.

El resto de los aspectos cinematográficos funcionan perfectamente en el relato, desde una fotografía y encuadres bien cuidados, que están al servicio del ritmo frenético de la película, hasta un uso de colores llamativos y una animación de estilo Pixar que no defrauda, sino que nos sorprende siempre nos envuelve en su energía desbordante y única. Por otro lado, no se puede pasar por alto el rol de la música a lo largo de la historia, siendo uno de los detonantes del conflicto con la aparición de la boy-band llamada 4*Town, quienes se roban parte de la película con su fantástico concierto, gracias, también, al aporte de Billie Eilish en la composición de algunas canciones.
La nueva propuesta de Pixar es una preciosa metáfora de la pubertad que, con una energía que rebalsa y traspasa la pantalla, es capaz de poner sobre la mesa temas como los cambios físicos y emocionales de la adolescencia, desde la menstruación hasta los vínculos familiares, y salir triunfante. A «Red» quizás le faltó un poco más de profundidad en cuanto al desarrollo de guion, pero, igualmente, termina siendo una película capaz de transmitir un mensaje claro y entendible para todos, de una forma extremadamente entretenida.
8/10