
Hablar de «No Te Preocupes Cariño» es, inevitablemente, hablar de polémicas. Desde el caso LaBeouf, la interrupción de abogados a Wilde, el distanciamiento de Florence Pugh con la película y su rencilla con Olivia Wilde, los comentarios negativos sobre la actuación del cantante convertido en actor Harry Styles en los pequeños segmentos que se han revelado de la película, hasta el presunto incidente entre Pine y Styles; sumado a esto, las malas críticas de la prensa no han ayudado a que la última película de la directora de «Booksmart» sea vista con buenos ojos, incluso antes de ser presentada al público general. Queda la interrogante, entonces: ¿es realmente así? Y, como las cosas no son blanco y negro en la vida, te lo contamos aquí, porque es más complejo de lo que parece.
A lo que vinimos: la película. La historia transcurre en una combinación estética entre los años 50 y 60 (sin el racismo), en un utópico vecindario alejado de la sociedad, el Proyecto Victoria, con un carismático líder, caracterizado por Chris Pine. Muchos personajes acompañan esta historia, con personalidades marcadas desde el inicio de la película, dando esta sensación de que, realmente, no hay preocupaciones. Parecen felices. Esta idea se perpetúa a través de las rutinas de las esposas, todas mujeres ‘dueñas de casa’, preocupadas de mantenerse ocupadas hasta que sus cansados maridos llegan a casa para ocuparse de ellos en todo sentido. Ocuparse es importante en esta sociedad claramente patriarcal, pero no hay tiempos para cuestionarlo. Claro, esto no puede seguir así, o no habría película, ¿cierto?

Y así, las cosas empiezan a pasar. ¿Qué cosas? Cosas que hacen que Alice (Pugh) empiece a ver más allá. Gracias a las siempre perfectas actuaciones de la actriz de «Midsommar», su intriga y naciente ansiedad se traspasan al espectador, pasando de esta película idílica a un thriller psicológico de forma muy natural, como un paso de baile. Chris Pine entrega un gran personaje, dotando de carisma e intimidación a Frank, el líder del proyecto, acompañado de su fiel esposa Shelley (Chan). El resto del elenco no lo hace nada mal, a pesar de que quizás no tienen tanto tiempo en pantalla como para poder compartir con la rubia actriz que devora la cinta. La participación de Harry Styles, en reemplazo del ‘cancelado’ actor Shia LaBeouf fue recibida con recelo por el presunto nepotismo, y los videos liberados y filtrados no han ayudado a corregir aquella percepción, pero hay que ser sinceros: están exagerando. El ex One Direction es un gran cantante, un gran bailarín y, sin ser un gran actor, no opaca la película, aporta una refrescante naturalidad a pesar de algunos tropiezos y momentos incómodos que, de todos modos, se pueden justificar con algo muy simple que quienes no han visto la película todavía carecen. El contexto. Es el contexto lo más importante de «No Te Preocupes Cariño».
Como los ogros y las cebollas, las películas tienen capas y se parten como tortas. Se dividen en pedazos que, en conjunto, conforman una gran obra, pero cada parte puede ser analizada por sí misma y ver su aporte al producto final. «No Te Preocupes Cariño» tiene una idea ambiciosa y un elenco notable, que se complementan con una banda sonora que combina música ‘de la época’ con un composiciones impecables, compuestas por John Powell, conocido principalmente por su trabajo en obras animadas, además de una puesta en escena colorida y un trabajo de cámara vertiginoso, íntimo y hábil, a cargo de Matthew Libatique «El Cisne Negro». El montaje, es decir, cómo se arma la película y lo que vemos en pantalla, comprende perfectamente la visión de su directora, combinando todas estas pequeñas partes y dando un resultado caótico, pero meticulosamente ordenado.

Es difícil, aunque no lo crean, hablar de cine, especialmente cuando nuestra misión es decirle a los lectores si una película es ‘buena’, ‘mala’ o si ‘vale la pena’, porque las películas son una combinación de diversas cosas que, como buen mecanismo de reloj, deben actuar en conjunto o simplemente, no funcionan, pero incluso un reloj roto está correcto dos veces al día, por lo que aseveraciones tan directas a la hora de ‘juzgar’ el cine están siempre sostenidas sobre la soberbia o la pereza de indagar más en lo que hemos visto. Este pequeño disclaimer tiende a ser innecesario, pero cuando una obra que recién está siendo vista por los ojos del mundo ha sido destruida, es bueno poner las cartas sobre la mesa y decir que, si bien tiene muchos problemas, «No Te Preocupes Cariño» dista inmensamente del desastre que en redes sociales vaticinan, y ha sido mucho castigo para Olivia Wilde, una directora con una prometedora carrera, que quizás pecó de ambición al querer despegarse de la comedia y aventurarse con una película alejada de la que hemos definido como su zona de confort.
Dicho todo esto, vamos a lo concreto: tras 2/3 de la película ocurridos, en una historia que va como tren bala, empiezan a aparecer los baches en el camino. El guión a cargo del trío de escritores Katie Silberman, especialista en comedia, y los hermanos Carey y Shane Van Dyke, se debilita, no solo en los eventos, sino en los diálogos, que comienzan a parecer caricaturescos y forzados, además de un giro argumental que lleva a «No Te Preocupes Cariño» a un precipicio difícil de advertir. Robert McKee, el padre del guión, propone 10 mandamientos que hasta el día de hoy son relevantes, y por otra parte, la directora falla en cosas imperdonables: “Respeta a tu audiencia” y “No usar falsos misterios ni sorpresas baratas”. Lamentablemente, sin buscar arruinar la película, aquí recae el problema de esta. Crear expectativas y no cumplirlas ocurre permanentemente en el cine, en el arte narrativo en general, pero cuando tus últimos minutos deshacen casi en su totalidad lo hecho, pegando un leve discurso con tintes de empoderamiento femenino y crítica a la sociedad patriarcal que no tiene sustento ni en la trama ni en la personalidad de sus personajes, es una ofensa para los espectadores.

Un camino lleno de polémicas y problemas, desde su producción hasta el estreno, ha sido mucho castigo para una película que quiere desesperadamente destacar. El elenco responde, especialmente Florence Pugh, acostumbrada a ponerse cualquier película sobre los hombros con su incomparable talento, y los momentos de titubeo en la actuación de Harry Styles son menos de los que quieren hacer creer, además de poder explicarse como ‘convenientes para la trama’. La película se ve hermosa; sus escenografías, paisajes, el montaje, vestuario y maquillaje, cada área destaca y la película te mantiene al borde del asiento, independiente de que su conclusión seguramente no logre satisfacer a la audiencia que, con justa razón, sentirá que le mintieron en vez de engañarles. Aun así, existe una idea predispuesta a decir que estamos ante una una ‘mala película’, a esa gente le digo: vean la película. El contexto importa. Wilde continúa siendo una prometedora directora y con «No Te Preocupes Cariño» quería innovar en un género difícil. De haber hecho un poco mejor las cosas podría haber pasado a los anales del cine y ser una película de culto, recordada de acá a la posteridad. No obstante se quedó en el intento, es un retorcido, entretenido y destacable thriller psicológico que vale la pena ver.
5/10