
Guy Ritchie es un director que ha conseguido combinar el éxito comercial con un sello característico que no cede ante nada. Desde sus inicios en el cine ha tomado el género de mafia y le ha dado una vuelta, aplicando su visión crítica y, especialmente, el humor que lo caracteriza, logrando no salirse de la seriedad del tema ni pasar al ridículo. Su calidad como director también le ha permitido compaginar su cine con visión autoral con otras obras más ‘taquilleras’, como sus adaptaciones de Sherlock Holmes o la criticada versión live-action de Aladdin que llegó al cine en 2019. Uno de sus últimos trabajos, «Los Caballeros», lo regresó a sus raíces y lo devolvió a lo alto del cine, tras un periodo de decepcionantes películas que fueron un fracaso absoluto. Hoy, con «Agente Fortune: El Gran Engaño», retoma a Jason Statham, uno de sus actores fetiche, y vuelve a recordar que el director británico todavía está vigente.
El setting es simple y subvierte un poco lo clásico de Ritchie: buenos vs malos. Esta vez apoyamos a los buenos, pero con un giro: Orson Fortune es un agente secreto que, a lo James Bond, tiene licencia para romper todas las reglas y junto a su equipo, hará todo a su alcance para cumplir su objetivo. No se trata de una típica película hollywoodense donde glorifican a los héroes del ejercito, pero tampoco plantea una crítica a sus métodos, la que tampoco es necesaria y logra obviarse a través del humor. Gracias a todo esto, la cinta sigue una receta segura, a ratos predecible, pero no por eso menos entretenida.
El flujo de la película comienza bastante lento, con mucha explicación y una primera escena que rompe los esquemas de la narrativa en el cine, pero, tras pasar el primer acto, la película toma toda velocidad y se va en una carretera llena de curvas y giros que hacen del camino un entretenido viaje, acompañado de bellos paisajes y un elenco estelar que no destiñe ni por un segundo.

Los últimos años de la carrera Jason Statham han sido repetir papeles similares; ya sea en la saga de Rápido y Furiosos o en la de El Transportador, el actor inglés no ha podido destacar por su calidad. Encarnando al agente Orson, es claro que no se espera algo muy distinto al hombre duro, tosco y frío que nos tiene acostumbrados, pero aun así logra deslumbrar a ratos con su perfecto uso de la comedia, demostrando así que Statham es un hombre con un rango que no suele ser aprovechado en la industria. A su lado, Ritchie decidió ubicar a Aubrey Plaza, quien es una grata sorpresa, convirtiéndose en una especie de femme fatale moderna, sin reducir su rol a estereotipos, pudiendo ser una mujer poderosa, inteligente y, también, con un timing maravilloso en la comedia al que nos tiene acostumbrados. Una rendición buena de un papel clásico del cine de espías, y que no es lo único que logra entregar el director inglés en su visión propia del género.
Bugzy Malone como sidekick es, a ratos, una especie de voz de la razón más seria que el resto del cast, pero funciona como un pie a tierra en la trama, mientras que Cary Elwes actúa como ‘gran jefe’ de la operación y mantiene una gran química con el equipo de espías, generando situaciones de comedia que sacarán, por lo menos, una risa a los espectadores. Josh Hartnett es otro nombre que se suma a esta historia como el actor Danny Francesco; una especie de self-insert de la audiencia, el sentido de que es una persona ajena al trabajo, por lo que es el personaje con el que es más fácil conectar al ser el más ‘cercano’ a nuestra posición. El elenco principal lo completa el gran Hugh Grant, quien sin ningún problema, entrega un personaje llamativo, icónico y entretenido, logrando conectar con la audiencia a pesar de su papel antagónico en lo moral.

A pesar de la temática densa, que incluso los obligó a retrasar el estreno, el humor es el principal foco de la cinta; no obstante, Ritchie desliza unas leves críticas puntuales, tanto a la industria del cine como de la guerra, durante las casi dos horas de duración de la película. Finalmente, su liviandad a la hora de contar la historia le termina jugando en contra al convertirse en una obra demasiado predecible, con figuras antagónicas débiles y ridículas y unos héroes demasiado poderosos que no enfrentan jamás reales riesgos. La conexión entre todos los personajes se siente forzada, buscando una cohesión necesaria para establecer una franquicia más que una historia breve y de una sola vez. Aun así, «Agente Fortune» logra gran parte de sus objetivos.
Guy Ritchie es un director con un sello característico que ha ido olvidando con los años, al combinar su carrera enfocada en el cine de mafias y espías con el cine más rentable y popular. Con «Los Caballeros», uno de sus últimos proyectos, volvió a sus raíces y hoy demuestra que todavía tiene mucho que decir en este camino. Con un elenco estelar en donde los nombres de Statham, Plaza y Grant, entre otros, entrelazan personajes llamativos con una trama interesante, sin ser particularmente creativa ni novedosa, pero lo suficientemente contemporánea como para funcionar hoy en día. «Agente Fortune: El Gran Engaño» es una película que tiene un objetivo principal, ¿lo logra? Claro, si dejamos de lado lo previsible de sus conclusiones, el forzado desarrollo de personajes y bajo riesgo de estos. No todo el cine quiere hacerte pensar de manera crítica, y como esta cinta, a veces busca algo muy simple: entretener.
6/10