Reparto: Glen Powell, Jonathan Majors, Daren Kagasoff, Joe Jonas, Christina Jackson, Serinda Swan, Nick Hargrove, Spencer Neville, Emily Brinks, Thomas Sadoski, Logan Macrae, Boone Platt
Dirección: J.D. Dillard
Género: Drama, Bélico, Acción
Clasificación: +14
Duración: 2h 18m
Sinopsis: “1950, cuando la Guerra Fría amenaza la paz internacional, dos jóvenes pilotos de diferentes mundos son aceptados en un escuadrón de élite para su entrenamiento: uno es Tom Hudner, un soldado impecable. El otro es Jesse Brown, un piloto ferozmente talentoso, que se convertiría en el primer afroamericano en volar en combate para la Marina de los Estados Unidos. Iniciados juntos en el escuadrón VF-32, Tom y Jesse son llevados al límite para convertirse en los mejores pilotos de combate. Dentro de la estrecha hermandad del escuadrón, Tom y Jesse forman una firme amistad; la cual se pondrá a prueba en el acalorado campo de batalla, cuando uno de ellos sea derribado tras las líneas enemigas”. (Filmaffinity)

Realizar una película basada en hechos reales siempre es un desafío. El mundo real y sus acontecimientos, por increíbles que parezcan, suelen carecer de la vertiginosidad, la evolución y el dinamismo que una ficción requiere para funcionar ante el siempre exigente público. Usualmente, las películas que buscan retratar notables historias de vida suelen aderezar sus narrativas con vueltas de tuerca, secuencias de suspenso y acontecimientos que no necesariamente ocurrieron, pero que ayudan a enriquecer el funcionamiento de una efectiva anécdota en un medio que requiere mucho más que un cuento divertido para satisfacer a sus consumidores.
Basada en la novela «Devotion: An Epic Story of Heroism, Friendship, and Sacrifice«, de Adam Makos, la película cuenta los sucesos que rodearon a un dúo de aviadores norteamericanos durante la Guerra de Corea. El primero, Jesse Brown, brillantemente interpretado por Jonatahan Majors, tiene el duro placer de ser el primer aviador naval afroamericano de la armada estadounidense, lucha que se ve representada en una actuación sumamente poderosa y repleta de matices, pero con la que cuesta conectar debido a una dispersión del guión a la hora de presentarnos los obstáculos a los que tuvo que enfrentarse día a día debido a su raza, una problemática que se aborda desde el primer minuto, pero que solo logramos comprender a mitad de camino cuando la discriminación se vuelve más tangible, siendo poco efectiva una real conexión con la lucha del personaje hasta llegado ese punto. Por otro lado está Tom Hudner, un disciplinado aviador que tendrá mucho que aprender de Brown, una genial y muy respetuosa interpretación de Glen Powell (que se repite el papel de aviador este año luego «Top Gun: Maverick»), pero que, a pesar de ser el co-protagonista, queda en segundo plano en comparación a la intensidad del personaje que nos ofrece Majors.

El drama tiene un vuelo firme a través de las casi dos horas y media que componen el filme. Los conflictos son planteados con suficiente urgencia como para mantener la vista sobre la pantalla, mientras que las tensiones entre el grupo de Brown y el resto de los soldados, movidos por el racismo, elevan la tensión incluso de mayor manera que las secuencias de acción en los aviones. Hay una profundidad en la exploración de los dos personajes principales que causa suficiente interés como para seguir sus vidas mientras se van ahogando cada vez más en las pantanosas aguas de la guerra. Lamentablemente, aquellos momentos de máxima tensión, donde todo el sudor, sangre y lágrimas de estos héroes deben ser retribuidos con un clímax épico o, por lo menos, con la tensión por los aires, terminan sufriendo un problema de configuración que los convierte en momentos insípidos y poco emocionantes, donde el suspenso cae y la lucha resulta un trámite tedioso que nos impide volver a disfrutar de las increíbles interacciones entre personajes. Hay tan poco manejo de la banda sonora en favor de la tensión y tan poca emoción aderezando las misiones, que al final del día resulta más interesante ver el camino de preparación que la lucha misma. Una verdadera lástima, ya que los efectos visuales y las secuencias realizada con aviones reales son un verdadero deleite en la pantalla grande.
Quizás, el hecho de que el clímax resulte un poco decepcionante respecto a la construcción que hay tras él o que algunos elementos parezcan algo sobre-estirados o extrañamente dispuestos, radica en que tanto la película se apega demasiado al orden y desarrollo de los hechos reales que la inspiraron. Esta es quizás una de las biopic más fieles al material de origen que se haya visto en la historia reciente, misma razón por la que su narrativa puede estar un poco dispersa y confundida, puesto a que poco se hizo para readaptarla a las necesidades de un tratamiento de ficción. Irónicamente, uno de los sucesos que fueron modificados en favor de la trama (una secuencia que ocurre en las playas de Francia), resulta ser uno de los más innecesarios y extraños de todos. Un conjunto de escenas largo y de apariencia costosa, cuyos recursos pudieron haber sido reinvertidos en las secuencias de acción. Un punto que podría ser consecuencia de un director que está recién debutando en el mundo de los blockbuster, con un dúo de guionistas novatos que hacen un trabajo bastante aplaudible para la etapa en la que se encuentran de sus carreras, pero que termina dejando que desear a un público que, probablemente, desconoce estos datos.

En un caso muy particular para una película bélica hollywoodense, el drama parece opacar con creces a la acción. Aquellos momentos en que estamos en el aire junto a los pilotos pueden ser impecables en cuanto a su visualidad, pero se extraña de sobremanera las dinámicas que se dan entre estos mismo personajes cuando están en tierra firme, pareciendo ser dos grupos completamente diferentes dependiendo de donde se encuentren.
Cuando los balazos se ahogan y los aviones aterrizan, nos adentramos en dinámicas familiares o grupales e intercambios de diálogos que podrían dar una que otra lección valiosa al espectador y que demuestran cierto respeto y madurez respecto a los tópicos a través de los que se mueve la historia. No estamos exentos de la propaganda militar de siempre, pero la película decide tomar otros caminos que resultan mucho más gratificantes y frescos a la hora de dar un mensaje. Bajo esta línea, toda escena con Jesse Brown y su amada esposa, interpretada igual de brillantemente por Christina Jackson, son oro puro.
«Historia de Honor» es una película sólida. Un drama bélico que representa de manera fiel la historia real de la que toma inspiración. Un relato respetuoso, reflexivo y emocional interpretado con brillantez por Joanthan Majors y Glen Powell, quienes resultan ser el punto más alto de un drama construido en base a un guión un poco disperso en tono y sucesión. Aún así, los diálogos y reflexiones resultan ser mucho más gratificantes que las secuencias de acción, las que, por muy increíbles que sean visualmente, no han terminado de ser configuradas para terminar de convencer a un público que ha tenido mejores referentes a lo largo del año. Un blockbuster que daba para ser un nuevo clásico pero cuya ejecución, quizás determinada por un equipo creativo aún novato, terminó relegando lo que pudo ser un festival de arriesgadas y aplaudibles piruetas a un vuelo seguro y efectivo.
6/10