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Review «Los Fabelman»: La vida no es como el cine, pero se asemeja

Reparto: Gabriel LaBelle, Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Julia Butters, Keeley Karsten, Judd Hirsch, Chloe East, Oakes Fegley

Dirección: Steven Spielberg

Género: Coming-of-age, Drama

Clasificación: +14

Duración: 1h 41m

Sinopsis: «Film semiautobiográfico de la propia infancia y juventud de Spielberg. Ambientada a finales de la década de 1950 y principios de los años 60, un niño de Arizona llamado Sammy Fabelman, influido por su excéntrica madre, artista (Michelle Williams), y su pragmático padre, ingeniero informático (Paul Dano), descubre un secreto familiar devastador y explora cómo el poder de las películas puede ayudarlo a contar historias y a forjar su propia identidad». (Filmaffinity)

La familia Fabelman de camping, mientras Sammy (LaBelle) los graba. Foto: Amblin

Steven Spielberg es un nombre que no necesita introducción. El director, productor y guionista estadounidense se ha convertido, con sus más de 30 películas, en el director más taquillero en la historia del cine, por lo que cada proyecto en el que está envuelto genera altas expectativas. Mientras grababa su última cinta, la adaptación de «West Side Story», comenzó a concretar un proyecto que tenía pausado hace más de 20 años: su propia historia. Así nace «Los Fabelman», una visión ficticia, semi-biográfica, de su propia juventud y adolescencia y los caminos que lo llevaron a hacer lo que más ama: el cine.

En una época del cine donde abundan las biopic que terminan siendo un blanqueamiento de imagen de artistas fallecidos, resulta curioso ver cuando un director decide, voluntariamente, abrir su vida para ser investigada y expuesta a la audiencia. El elenco accedió a fotos, videos y relatos familiares para poder entender mejor la vida de Spielberg; no obstante, mediante las libertades artísticas que se tomó en la adaptación de su vida, logró plasmar la historia que quería contar, en apenas dos meses de rodaje.

Burt Fabelman (Dano), basado en el padre de Spielberg, es un hombre encantador y atento. Foto: Amblin

El arte es un camino difícil, doloroso y sinuoso. Si hoy en día no es fácil dedicarse a este, menos lo era en los años en que «Los Fabelman» está situada. El primogénito de la familia, Samuel ‘Sammy’ Fabelman se encanta con el séptimo arte tras su primera vez asistiendo al cine. Desde ahí, el camino es una montaña rusa. Es este personaje quien lleva la narración, pero al mismo tiempo, jamás profundizamos del todo en sus emociones internas, ya que el verdadero protagonista de esta película podría decirse que es el mismísimo cine o, quizás, lo es la pasión. Gabriel LaBelle hace un trabajo perfecto en dar vida al tímido Sammy, rodeado de un elenco donde sorprendentemente no existen puntos bajos. Desde los actores jóvenes, en sus gestos, voces y emociones, podemos sentir ese dejo de intimidad, pues estamos viendo películas caseras familiares y no una superproducción cinematográfica. La emotividad de Michelle Williams y Paul Dano, la sorpresiva entrega de Seth Rogen, y, en general, cada personaje en pantalla, ayudan a disfrutar cada momento y realmente conectar con la narración en pantalla, donde vemos a una verdadera familia.

Y si de ver se trata, la película tiene su gran fuerte justamente en lo visual. Su tono, algo deslavado, hace homenaje al cine de antaño, al igual que su ritmo que, en general, mantiene esa misma pausada sensación de las películas más antiguas, aunque a veces sí escapa un poco de esto. El sonido acompaña, claramente, pero se siente, incluso, como un aditivo, casi como si alguien estuviera tocando un melancólico piano mientras una película muda se proyecta en la pared de una reunión familiar. No hay segundo en pantalla desperdiciado, y esto hace que su dinamismo sea el punto más fuerte, al convertir su larga duración simplemente en una anécdota, dejando a la audiencia incluso pidiendo más minutos.

La química entre Chloe East y Gabriel LaBelle, al igual que el elenco completo, es conmovedora. Foto: Amblin

Un elenco increíble y lleno de talento donde no existen puntos bajos, una fotografía perfecta, con colores que evocan el antiguo cine, y personajes entrañables es una forma algo genérica de describir la película, ya que es difícil realmente hablar de esta sin adentrarse en detalles. La premisa está clara desde un principio, pero lo que ocurre en la cinta es otra cosa, incluso podría decirse que, a ratos, no pasa nada, y al mismo tiempo pasa todo. Si hay algo que hemos aprendido con la experiencia, es que la vida no tiene sentido narrativo. La vida y el cine son diametralmente opuestos, y la ficción, sin importar lo verosímil que quiera ser, escapa de lo cotidiano, de lo simple y aburrido. Precisamente, es esto lo que hace que «Los Fabelman» sea la hermosa obra de arte que es: su simpleza. Es posible conectar con varios parajes de la película porque casi no es una película, es un retrato, un homenaje, una visita intima a un grupo familiar. Es vida, es día a día, es amor, es miedo y es dolor. Finalmente, solo queda decir que es una verdadera clase de cine.

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