Autor: Anthony Burgess
Título original: «1985»
Año de lanzamiento: 1978
Género: Ciencia Ficción
Páginas: 376
Distribuye en Chile: Editorial Planeta
Sinopsis: “Con su característico estilo audaz, Anthony Burgess combina dos respuestas a 1984 en un solo libro. La primera parte es un análisis penetrante a través de una serie de diálogos, parodias y ensayos, donde Burgess enfoca una nueva luz en lo que él llamó ‘un códice apocalíptico con nuestros peores temores’. La segunda parte es la propia visión de Burgess, escrita en 1978. En ella, ensarta juntos el presente y el futuro para describir un estado donde la vida es algo que se sufre más que se vive. En conjunto, ambas partes constituyen la obra más peculiar de uno de los escritores más preclaros, imaginativos y dotados del siglo XX”. (Editorial Planeta)

A partir de su publicación en 1949, la novela «1984» de George Orwell planteó un futuro inesperado, marcado por el miedo y el control de la clase oligárquica por sobre el proletariado, en medio de un periodo de incertidumbre mundial respecto al panorama sociopolítico que primaría. Esta distopía es considerada como ‘adelantada’ para su época, y se ha establecido como uno de los grandes clásicos de la literatura de ciencia ficción. Sin embargo, ¿qué pasaría si este futuro temible no fuera lo que dice ser?
En 1978, casi 30 años después de la publicación de «1984» y 28 años después de la muerte de su autor, Anthony Burgess, autor de novelas como “La Naranja Mecánica”, publica su respuesta a este clásico de ciencia ficción que probablemente se mantiene como la ‘distopía definitiva’ hasta el día de hoy: «1985».
“La mayoría de las visiones del mundo son cacotópicas —del griego kakos (malo) y topía (lugar)—. George Orwell era un aficionado a la ficción cacotópica, y podemos considerar que su Mil novecientos ochenta y cuatro compite en el concurso del peor de todos los mundos imaginarios” (fragmento del prólogo por Andrew Biswell). En su primera parte, luego de un extenso prólogo que pone en contexto a Burgess y Orwell como contadores de historias con focos sustancialmente distintos, «1985» opina sobre el mundo construido por este último, analizando sus sistemas políticos y sociales, y los vacíos que estos traían consigo.

En una dinámica que intenta aterrorizar respecto al poder del sistema por sobre la gente, la visión distópica de Orwell es mucho más seductora que cualquier otra, pues cimenta sus reglas en base a ideales, en una dinámica de ‘el bien contra el mal’. Aún así, para Burgess, esta perspectiva está alejada del ideal humano y de los grandes elementos que lo caracterizan; para Burgess, el universo de «1984» no tiene las bases necesarias para alcanzar un grado de coherencia en su contexto.
El libro se compone de dos respuestas a la novela de Orwell: una introductoria, compuesta de diversos ensayos y entrevistas, que se prestan para el análisis de la obra, y una narrativa donde Burgess construye su propia distopía. En el mundo de «1985» el verdadero terror no viene junto al poder del Estado o la autoridad, viene junto al poder de la gente.
“No es posible ser feliz y libre a la vez”. Burgess, un autor enfrascado en un periodo donde la Unión Soviética apuntaba a establecerse como la gran potencia mundial, plantea que la gran distopía existía en una dinámica diferente: las oligarquías dominan el mundo y, si bien cada país mantiene su propio gobierno, el poder está en la clase trabajadora, en específico, en los sindicatos. Las agrupaciones de trabajadores son capaces de paralizar al país de un momento a otro a través de las huelgas, y esta idea se percibe totalmente contextualizada y fundamentada para ser la base de la distopía de Burgess.

En este contexto conocemos a Bev Jones, un hombre mayor que recientemente perdió a su esposa, luego de que el hospital donde ella se encontraba se incendiara. En la sociedad de Gran Bretaña, los grandes sindicatos se encuentran en huelga, entre estos, la prensa y los bomberos. Jones, quien ahora vive solo junto a su hija adolescente con divergencia neurológica, causada por la mala administración de medicamentos durante su gestación, desarrolla una aversión en contra de la unión sindical, y muestra su rechazo hacia esta; sin embargo, esta situación lo lleva a perder su empleo y más adelante, ser detenido por robo y llevado a un centro de reeducación —cada vez resuenan más las referencias a «La Naranja Mecánica»—.
Jones está envuelto en una sociedad británica, curiosamente islamizada por la masiva llegada de inmigrantes de Oriente al país que poco a poco, colapsa en sí misma, y las personas en el poder intentan cambiar su forma de pensar, se resisten; aunque no pasa mucho tiempo para la llegada del verdadero caos.
A pesar de la densidad de su contenido, la historia se da de forma precisa y crítica. El giro del autor consigue generar reflexión y también cercanía con la situación que enfrenta el protagonista, pues al final del día, el verdadero enemigo es el poder, sin importar en manos de quién esté. Con una pluma ágil, que denota un gran manejo teórico, Burgess sorprende con un tópico complejo, que al día de hoy continúa en expansión.

Vale la pena destacar una de las grandes críticas del libro: “Orwell imagina una especie de pasado increíblemente acogedor, el pasado como una especie de cocina de granja con jamones colgando de las vigas y un olor a perro viejo. Como socialista, debería haber sido cauteloso con el pasado. Una vez que empiezas a añorar a los policías amables, el aire puro, las charlas ruidosas en los pubs, las familias reunidas, la carne asada, el pudin de Yorkshire y el aire cargado del viejo salón de bailes, acabas saludando con gesto servil al terrateniente”. Para Burgess, Orwell nunca terminó de entender el socialismo y la clase social a la que buscaba asemejarse, y esta fue la gran debilidad de su obra: no poder ver más allá de sus propios intereses e ideales.
Resulta totalmente interesante revisitar una obra que pone a un clásico como objeto de análisis, mientras aporta nuevas perspectivas al diálogo de lo que cada persona teme del futuro a nivel social, político y económico. Nunca existirá un consenso respecto al dominio de una obra sobre otra —»1984″ y «1985»—, pero los escritos de Burgess recuerdan la importancia de analizar y cuestionar, pues quizás, la respuesta impuesta por el Gran Hermano no es la única.
Anthony Burgess construye una respuesta agridulce a un futuro improbable. El autor de «La Naranja Mecánica» analiza los cimientos del mundo que Orwell estableció con «1984», planteándolo más como una lejana interpretación, muchas veces errada en sus conceptos, de la psiquis humana y el control del Estado como único medio de dominio. Burgess, ya fallecido hace 29 años, dejó «1985» como una declaración, como un manifiesto de la sociedad futura a la que, en su perspectiva, realmente deberíamos temer.
Frase favorita:
“Tienes razón sobre el pasado. No tenemos ninguna deuda con el presente o el futuro”.