El director Diego Figueroa presenta su ópera prima «Patio de Chacales», que ya tuvo paso por algunos festivales nacionales e internacionales. La película se presenta como un thriller psicológico con tintes de suspenso y terror ambientado en los años 70’ en Chile, durante los primeros años de la Dictadura Militar.
Diego Figueroa conversó con Demencia Media, vía zoom, previo al estreno en cines nacionales de la película, el pasado 23 de enero.

La Dictadura: Un nuevo acercamiento a la historia del país
La dictadura ha sido un tópico muy recurrente en el cine nacional y «Patio de Chacales» ofrece un acercamiento muy distinto a este periodo histórico. En ese sentido, ¿cómo fue para ti, como director y guionista, el proceso de encontrar y construir esta historia para tu ópera prima?
–Yo creo que el tema de la dictadura forma parte del contexto en el que se desarrolla la historia de «Patio de Chacales». Es tomada como un personaje más y la película no trata de evidenciar nuevos aspectos de este periodo, sino que funciona como un escenario donde los personajes pueden ponerse a prueba, y eso es lo que me llamaba la atención.
A partir de investigaciones previas que realicé, era imposible no sentirse permeado con las historias que ahí estaban, y es por eso que la película es una amalgama de distintas historias que vienen a jugar un papel muy importante en la narrativa de personajes que no están involucrados directamente en ningún aspecto de la dictadura, más allá de estar bajo ella. Sumado a que la película está bajo el lente de un thriller psicológico, que es una película de género, creo que eso le da una nueva perspectiva a lo que se podía ofrecer en una historia situada en un contexto ya conocido.

«Patio de Chacales» y el sonido como un factor protagónico
Parte fundamental de la construcción de tu largometraje está en la importancia que toma el sonido en la historia. ¿Cómo fue el trabajo para lograr estos efectos y cuál es la intención que querías lograr con el uso de este elemento en la construcción de la historia?
–La importancia y la preponderancia del sonido en la historia estuvo desde el guion. En el guion ya se construyó el sonido como un personaje tan importante como los dos protagonistas de la historia.
Para el rodaje ya se habían hecho algunas maquetas con los actores que simulaban estas escenas, para que Néstor y Blanca tuvieran algo con que reaccionar en set. También se probó que dos actores en escena, sin aparecer en cuadro, representaran estas escenas de manera mucho más fuerte. Aunque esto no aparece en la película, permitió a los actores reaccionar en vivo a todo lo que estaba sucediendo en escena.

La vida en dictadura desde la mirada del terror y el thriller psicológico
«Patio de Chacales» está jugando entre el suspenso y el miedo, entre “lo que no se ve” y “lo que no sabemos”, entre la paranoia del protagonista y las percepciones de los personajes. ¿De dónde vino la inspiración para crear una historia de terror psicológica como esta?
–Yo creo que la posibilidad que te permite un thriller psicológico es tener la psicología de los personajes como una fuerza narrativa importante en el relato. Entonces, la manera en que sentí que era responsable narrar estos hechos de violencia, era a partir de imágenes que se quedaran contigo. Creo que ninguna imagen visual ni la representación de dos actores que estuvieran haciendo, iba a cumplir con los niveles que estaba buscando en la historia.
Por eso lo hice a partir del sonido y que fuera la psicología de los personajes la que fuera desarrollando la película. La película nunca da nada por sentado al espectador, siempre lo está poniendo a prueba y creo que eso es lo que ha sido interesante: la narración a partir del prisma de una película de terror.

La fortaleza de los personajes comunes y corrientes
El miedo envuelve a estos personajes, que destacan por ser personas comunes y corrientes, personas que puedes encontrar en cualquier barrio, no militan en partidos políticos ni participan activamente de la resistencia. ¿Por qué tomaste la decisión de construir estos personajes de esa forma y centrar la historia en ellos?
–Qué buena pregunta. Yo creo que la película, cuando empecé a escribir, no debía caer en algunos lugares, no quiero decir comunes, pero ya conocidos, o que son bien conocidos por nosotros que vemos películas y series chilenas. Siento que cuando uno lo pone a nivel de una persona común y corriente, no están hablando constantemente de lo que los rodea, y eso me gustaba: situar a personas comunes y corrientes que no están hablando constantemente del contexto, porque para ellos es algo que es evidente.
El principio controlador de la película es de un personaje que se pone en lugar de un otro y que apela a que el espectador se ponga constantemente en ese lugar. Para que eso funcionara, tenía que ser con personajes neutros, que también pueden sentirse un poco fríos. Por eso era importante que Néstor y Blanca fueran los protagonistas, porque entregan una calidez y una empatía única con los espectadores.

La Dictadura y su relación con el presente
En base a la temática histórica y al impacto sociocultural que ha tenido este periodo en nuestro presente, ¿de qué manera la película, crees tú, dialoga con las audiencias actuales y juventudes?
–La forma en la que desarrollé la película fue teniendo claro que se iba a proyectar en cines y que necesitaba una audiencia. Si voy a hacer un thriller psicológico, hay ciertos puntos que se deben desarrollar.
Primero que todo, no estoy creando un paper o un documento donde quiera narrar ciertos hechos, sino que quiero contar una historia. Siendo honesto con el público es la mejor forma de acercarse a ellos, y esa es la manera en que presenté la película. Es importante que en una película, la trama y la propuesta cinematográfica tienen que estar por sobre cierto discurso del cineasta. No es que este discurso no pertenezca, sino que hay que saber cómo presentarlo sin que sea más importante que la película misma.
¿Dónde ver «Patio de Chacales»?
«Patio de Chacales» se estrenó en salas comerciales y alternativas del país el jueves 23 de enero, marcando el debut de Diego Figueroa como director.