De la mano de @imaginistas, «Visón Venganza» arriba al librero nacional como un grito desgarrado y tristemente tardío, que encuentra su puntapié inicial en una de las inhumanidades más aberrantes de la pandemia, que además formó parte de un patrón repetido en varios países, mientras todos observaban, confinados y en trance.
«Visón Venganza» se construye sobre un hecho real
“Dinamarca ordenó que todos los visones de criadero fueran sacrificados al comienzo de este mes luego de que doce personas se infectaran por causa de una mutación del virus que provoca COVID-19”, enuncia este poemario en su introducción, anticipando cómo la muerte de diecisiete millones de visones se filtrará entre su prosa e ilustraciones, estableciendo una atmósfera donde el terror y el desamparo reinan, y una vindicta se gesta entre toda la oscuridad.
La lírica de Dana Lima, su autora, ajusticia y dota de voz a las víctimas de esta historia, en un gran relato que se construye desde el miedo y la culpa con la que cargamos desde la indiferencia. El visón se establece como una figura que acecha desde las sombras, preparándose para una venganza que nunca podrá tomar, no mientras el mundo se niegue a aprender de su injusticia.
Todas sus reflexiones se complementan y construyen un gran poema, que genera una sensación de peligro cada vez más latente mientras se cuestiona la impunidad del ser humano pese a la violencia sistemática que ejerce contra los animales por su propio beneficio y bienestar, hasta que su error lo alcanza de forma inevitable.
Visón al acecho
En medio de la noche, los visones se levantan de su prisión y entierro, y comienzan a vigilar desde lejos, en vilo antes de una invasión inminente, levantando esa sensación de paranoia colectiva ante algo que viene por nosotros y nos persigue desde el pasado. Llegado el momento, los visones se hacen presentes frente al ojo humano, en masa, incontrolables y capaces de consumirlo todo.
“La niña no distingue si el pelaje es jaspeado natural o jaspeado de sangre”. La prosa de este universo alcanza una visualidad intensa, que conmociona desde sus verdades y se enaltece a partir de las ilustraciones de Nacha Márquez. Poco a poco, las imágenes dejan un rastro de violencia y horror, que evoca al abandono y a la desorientación de la oscuridad en que habitan sus criaturas.
«Visón Venganza» es una nota roja al pie de una eterna historia de violencia. La experimentada voz de Lima aspira a la conciencia en un relato que, como los que más trascienden en el presente, dota de terror a realidades que no son ajenas y que siempre estarán ahí, prisioneras y sin justicia.