Luis Uribe Córdoba ha vuelto de la animación una parte fundamental de su vida. Con una extensa trayectoria en producciones de Pixar, el animador colombiano es una parte fundamental del proceso de trabajo de producciones que ya han marcado a generaciones completas, como «Los Increíbles 2», «Toy Story 4» e «Intensa-Mente 2».
En medio del aplaudido estreno de «Intensa-Mente 2», es una excelente instancia para detenernos a pensar en las mentes creativas detrás de esta producción. Entre ellas, encontramos a Luis Uribe, quien nos contó de su proceso de trabajo y los principales vínculos que estableció con esta producción.
Desde el estudio de animación
¿Cuáles fueron tus principales tareas como animador en «Intensa-Mente 2»?
-Los animadores somos como los actores de una película live-action. El director nos asigna unas escenas con a veces un personaje, o a veces más de dos o tres, nos explica qué tiene que pasar en cada escena y nuestro trabajo es tomar los personajes y crear las expresiones, los gestos, para comunicar lo que el proyecto necesita. En «Intensa-Mente 2» solo trabajé 3 meses, porque estaba en otro proyecto, pero estuve involucrado en la secuencia del sarcabismo, con Ansiedad principalmente y otros tres personajes. También hice una escena de los créditos, que incluye a las nueve emociones.
Esta no es la primera secuela de Pixar en la que vemos tu trabajo como animador. ¿Cómo te has hecho partícipe y cómo sientes integrarte a universos con estilos ya definidos, como es el caso de «Cars», «Los Increíbles» y «Toy Story»?
-Cuando trabajo en una secuela, es más fácil integrarse, porque ya se hizo la definición del mundo, de las reglas de ese mundo. Ya los personajes están construidos, tienes una librería de gestos con la que te puedes guiar. El equipo de animación está compuesto por gente que ha trabajado en las primeras versiones de las películas, y conocen tanto tips como formas que pueden gustar al director.
Por otro lado, hay límites, pues al integrarse a película original, está la ventana para experimentar y llegar a soluciones diferentes que nadie ha pensado. En una secuela ya se conocen los personajes, por lo que no puedes salirte de eso. Tiene ventajas y desventajas.
¿Estableces algún tipo de conexión emocional con los personajes que animas al momento de trabajar?
-Sí, por lo general la idea es llegar a un punto donde uno ya sepa cómo se va a comportar el personaje en cada situación. En esta entrega, ya mucho de eso se conocía. Con una emoción con Ansiedad es especial.
Los que hemos tenido ansiedad, conocemos el comportamiento, los movimientos rápidos, el intento de protegerse de lo que pasa alrededor. Esas son las cosas que tratas de incorporar dentro de la animación del personaje, que al final funcionaron muy bien para comunicar lo que estaban sintiendo el personaje y Riley.
Te demoras hasta un año tratando de conocer a los personajes y volverte un experto. Cuando ya lo hiciste, el proyecto llega a su fin. Esa es la única parte desafortunada.
Animando «Intensa-Mente 2»
¿En qué personaje te gustó trabajar más de «Intensa-Mente 2»?
-Entre las secuencias que trabajé, Ansiedad tuvo una secuencia completa. Me pareció muy entretenida, porque generalmente hacemos animación hacia el lado realista, con humanos, los personajes siempre están más aterrizados en la física. Aquí, Ansiedad daba para hacer movimientos rápidos, como una marioneta por todo el escenario. La forma de sus ojos, su pelo, como se enredan sus brazos, la hacen divertida de animar.
¿Qué emoción te hubiese gustado animar que no esté en la película?
-Hubo varias emociones que eran un poco más oscuras, que no alcanzaron a llegar pues no tenían cabida dentro de la historia. Algo así como un villano hubiera sido interesante de animar.
En tu periodo de trabajo en «Intensa-Mente 2», ¿cómo sientes que conectaste a nivel personal con la historia de la película? ¿Qué la hace especial en comparación a Intensa-Mente 1?
-Me conecté mucho. Los que hemos tenido ansiedad nos relacionamos mucho. Al igual que en la primera película, se tratan de explicar conceptos muy complejos de una forma visual a través de momentos entretenidos. Me relaciono un poco con la forma en que Riley pasa por momentos de ansiedad, cuando quiere planear para el futuro, para no cometer errores ni ser motivo de burla.
Construyendo hacia adelante
En tu trabajo como animador, ¿cómo sientes que contribuyes al peso cultural y al impacto que generan las producciones de Pixar desde hace décadas?
-A veces no se puede contribuir de forma tan directa, como hubiese sido trabajar en «Encanto», una película específicamente de Colombia, o en «Coco», de México. Creo que se contribuye al estar en esas salas de revisión donde miramos el trabajo todas las mañanas, tener un punto de vista y poder tener una voz.
Como animadores, queremos que nuestras escenas se entiendan universalmente. Si alguna vez en una escena, alguien propone un gesto o una acción, es bueno estar ahí para hablar de las connotaciones que puede tener en distintos países.
Por otro lado, es importante hablar bien de nosotros los latinoamericanos en el estudio. Hay mucha gente que hoy en día quiere ir de vacaciones a Colombia, y lo pasan muy bien. Incluso quieren ir a las conferencias de animación y tecnología que se hacen. Trato de contribuir enseñando, compartiendo, es algo muy valioso para que la industria avance un poco.